Visitar en Washington el imponente edificio del Fondo Monetario Internacional nos deparó varias sorpresas a los observadores argentinos de las elecciones norteamericanas. La primera fue que quién nos recibió, como director del Departamento Occidental, Miguel Bonangelino, es un cordobés de Las Varillas, de quién depende nuestra permanente visitante la subdirectora Teresa Ter-Minassian. 

El Fondo tiene 2.700 funcionarios de 123 países y fue creado en julio de 1944 en la Conferencia de Bretton Goods, New Hampshire, e inició su existencia el 27 de diciembre de 1945, al firmar 39 países el Convenio Constitutivo, o sea su Carta Orgánica, aunque las primeras operaciones financieras fueron del 1º de marzo de 1947.

Al FMI lo integran 182 países ( no pertenecen al mismo Corea de Norte y Cuba), que pagan anualmente 300 millones de dólares en cuotas proporcionales a su producto bruto (Argentina está al final del primer tercio de los que más aportan) y sus órganos directivos son: la Junta de Gobernadores, el Comité Monetario y Financiero Internacional y el Directorio Ejecutivo, cuyo Director Gerente es el alemán Horst Köhler y su segundo el norteamericano Stanley Fischer.

FINES

Sus fines son: fomentar la cooperación monetaria internacional; facilitar la expansión y el crecimiento equilibrado del comercio internacional; fomentar la estabilidad cambiaria; coayuvar a establecer un sistema multilateral de pagos; poner a disposición de los países con dificultades de balanza de pagos, temporalmente y con las garantías adecuadas, recursos de la institución, y acordar la duración y aminorar el grado de desequilibrio de las balanzas de pagos de los países miembros.

La segunda sorpresa la tuvimos al preguntar si el FMI era un órgano de crédito o auditor de los países y se nos dijo que era un supervisor macroeconómico de nuestros países, aunque en realidad la palabra en inglés era surveillance, que mejor puede traducirse como vigilante, significado que se aproxima más al que le dan sus detractores. Esta supervisión se hace dos veces al año, en cada país, y los acuerdos de carácter precautorios, la supervisión reforzada y la de programas, que ofrecen al país miembro un seguimiento directo, cuando no se utilizan los recursos del Fondo. También presta asistencia financiera y técnica.

BLINDAJE FINANCIERO

La tercera sorpresa fue que entre los créditos de asistencia financiera se encuentran los de "Servicio para el crecimiento y la lucha contra la pobreza", con tasa de interés de 0,5% anual, un período de gracia del 51/2 años y un vencimiento a diez años, y el de "Iniciativa para los países pobres muy endeudados", para aliviar la carga de la deuda externa a los 37 países pobres, entre ellos los latinoamericanos: Bolivia, Honduras y Nicaragua.

La última fue que ese viernes 3 noviembre había sido un día negro para Argentina ya que un comentario de Raúl Alfonsín había hecho caer la Bolsa y agravado la crisis. La preocupación fue inmediatamente aliviada cuando se reconoció que nuestro país tiene un gobierno democrático "bien constituido", lo que no es frecuente en la región (caso Perú, Venezuela, Ecuador, Paraguay, etcétera), y que estaban listos los créditos contingentes para paliar cualquier crisis, lo que días después anunció el gobierno como "blindaje financiero".

Somos conciente que la economía es gobernada hoy más por el "mercado" y estos organismos, cuyas políticas no podemos modificar con nuestro voto, que desde lo político, por lo que es bueno saber quienes lo dirigen, para que sirven y como operan.

Córdoba, noviembre de 2000.