En una encuesta, que en la primera clase de año -el 11 de marzo de 2010 -, hice con la jefa de trabajos prácticos, Natalia Sabrina Kenis, a 45 alumnos (de los cuales 21 tienen 20 años; 15 nacieron hace 21, 22 años tienen 7 alumnos, y hay 1 de 23 y otro de 25 años de edad) de tercer año de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Córdoba, sobre lo que conocían respecto del Bicentenario, obtuve los siguientes resultados: 

A la pregunta: ¿Que se conmemora en el Bicentenario? Respondieron: un alumno: La creación de la Constitución; 6 alumnos: la Declaración de la Independencia; 13 no contestaron; y 25: el Primer Gobierno Propio, o la Revolución de Mayo.

Al interrogar: ¿Quién fue Cornelio Saavedra? 28 alumnos dijeron: que fue integrante de la Primera Junta; 9 no contestaron; 6 alumnos: un Presidente; y otro: el Fundador de Córdoba, lo que supongo -por lo absurdo de la respuesta- que fue un chiste que gastó un estudiante, aprovechando el anonimato de la encuesta.

Cuando les pregunté sobre el feriado del 25 de Mayo: ¿Que se conmemora?; ¿A que año corresponde?, ¿Donde ocurrió lo que se conmemora? Respondieron: dos alumnos: la Independencia Patria; 5 no contestaron; y 38 dijeron: la Primera Junta. De estos sólo 15 dijeron correctamente que el 25 de Mayo correspondía al año 1810, y la misma cantidad de encuestados: que tuvo lugar en Buenos Aires.

También pregunté sobre al 9 de Julio: ¿Que se conmemoraba?, ¿A que año correspondía?, ¿A donde ocurrió lo que se celebraba ese día? La respuesta de 30 alumnos fue la acertada: la Independencia Patria, acaecida en Tucumán: pero 15 confundían esta fecha con la de la Revolución de Mayo, y el año que indicaron –equivocadamente- fue 1810. 

Conclusión

De lo relevado en esta muestra se puede concluir que nuestros chicos – y no sólo mis queridos alumnos de la Universidad Católica- carecen de conocimientos básicos respecto de la Nación a la que pertenecen, lo que atenta seriamente contra su identidad ciudadana, y, lo que es más grave, denota graves falencias en el sistema educativo, que es necesario reparar cuanto antes. Además, se trata de personas que por su preparación pronto (cursan una carrera de 5 años) deberán asumir; como futuros abogados, jueces, legisladores, fiscales, docentes o expertos en Derecho; un liderazgo en la sociedad donde proyectarán las carencias detectadas.

Desgraciadamente, los estudiosos de la historia han discutido tanto sobre lo que pasó en el Cabildo de Buenos Aires aquel glorioso 25 de Mayo de 1810 -muchas veces para justificar posturas ideologías o decisiones políticas actuales- que han desfigurado, en la memoria colectiva, el sentido de lo que quisieron, hicieron y resolvieron los hombres de Mayo.

Lo que decidieron, y que festejamos 200 años después, fue el establecimiento de un Primer Gobierno Patrio; ante el cese de la autoridad del Monarca español, el Borbón Fernando VII, y, en consecuencia, de su alter ego en Buenos Aires, el Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros; con motivo de la invasión napoleónica, ocurrida desde Francia a España. 

Dicha Junta fue elegida por voluntad del vecindario de Buenos Aires (lo que fue el primer ejercicio de la democracia en nuestra historia), que como “hermana mayor”, según palabras de Juan José Paso, del resto de las ciudades y provincias que integraban el entonces Virreinato del Río de la Plata, comenzó a regir los destinos de los pocos habitantes que vivían estas despobladas y lejanas tierras del mundo calificado entonces como civilizado. En palabras de Cornelio Saavedra "(...) y no quede duda de que es el pueblo el que confiere la autoridad o mando".

Este primer y rudimentario ejercicio de la voluntad popular para designar a quienes nos debía gobernar -la Junta presidida por mencionado Saavedra-, fue el primer paso para lograr más tarde la Independencia -que se declararía, seis años después, en Tucumán, el 9 de Julio de 1816-; y, 43 años después, la definitiva organización nacional, con la sanción -en Santa Fe- de la Constitución Nacional, el 1º de Mayo de 1853.

En vísperas del Bicentenario se torna imprescindible y urgente que el sistema educativo -en todos sus niveles-, los medios de comunicación, las familias y las sociedades intermedias procuren cubrir estas lagunas que jóvenes, y no tan jóvenes, tienen en su memoria respecto de lo que fuimos, de lo que somos; para no equivocarnos en lo que queremos, para nosotros y para nuestra posteridad.

¡Qué desafío! 

Córdoba, abril de 2010.