Nací hace 80 años a la vera del arroyo de la Cañada, que después de una fuerte inundación ocurrida un año antes de mi llegada al mundo, lo que  motivó la construcción de lo que es hoy este símbolo de Córdoba. 
Mi casa  estaba en la calle Ayacucho (al frente del actual edificio de la Muncipalidad de Córdoba), a la vuelta de lo que entonces era la gobernación (donde hoy es la Biblioteca Córdoba, en calle 27 de abril 375), despacho del entonces gobernador Amadeo Sabattini, a quién sucedió luego Santiago H. del Castillo. Hacía pocos años que se había construido el magnífico Edificio de Tribunales (Caseros al 500), a donde en los brazos de mis padres me sacaron una foto que anunciaba lo que sería luego mi destino profesional.  
El día que mi madre, Josefina Ada, me dio a luz, el 16 de marzo de 1940 coincidió con el centenario del nacimiento del Padre José Gabriel del Rosario Brochero, el primer santo argentino, a quién rendí homenaje en la Cámara de Diputados de la Nación cuando integré ese cuerpo y del que soy devoto. Por eso, también, mi hijo se llama José Gabriel.
Poco después mi padre, José Miguel, nos llevó a vivir en la primer cuadra de calle Coronel Olmedo, y cuando tenía diez años nos mudamos con mis progenitores y los seis hermanos, a la otra cuadra, a la primera casa propia que tuvimos, y que fue construida por mi abuelo Salvador Gentile y uno de los hermanos de mi papá, Antonio Gentile, en calle Paraguay 86, donde nació diez años después José María, el séptimo de mis hermanos.
Vivir en barrio Alberdi me permitió estar cerca de la manzana que entonces ocupaban los bomberos, en calle Colón al 1200, y de la iglesia de María Auxiliadora, y el colegio de los padres salesianos (Colón al 1000), a donde aprendí a jugar al futbol y al basquetbol, unas de las pasiones de mi vida, y hacerme hincha del Club Universitario, en Córdoba, y de River Plate, en Buenos Aires. Llegué a jugar al futbol en la sexta y la quinta división del Club Universitario. 
En la parroquia de María Auxiliadora ingresé en la Acción Católica cuando tenía cinco años y actué en la misma hasta pasado los veinte, a donde conocí a quién sería luego mi médico de cabecera y gran amigo Rafael Gallerano. Fui también miembro de la Escuela de Guías con la que nos reuníamos en la Universidad Católica de Córdoba (UCC). Con los compañeros de ambas instituciones hicimos retiros espirituales y campamentos en las sierras de Córdoba. Esto último me permitió escalar tres veces el cerro Champaquí, y vivir días inolvidables en la quebrada de los condoritos. Recuerdo de estas instituciones a los Padres jesuitas César Azúa y José Antonio Sojo, que junto con Jorge Camargo, Jaime Amadeo, y Gustavo Casas fueron directivos y profesores de Teología en la UCC.
Me eduqué en el Colegio Normal Alejandro Carbó, en el ciclo primario, y en el Monserrat,  en el secundario, a donde llegué a ser presidente de la Asociación de Estudiantes del Monserrat, y director de un diario llamado “Proa”, que imprimíamos en mimeógrafo, y donde comencé a interesarme por los temas gremiales y políticos. 
El conflicto del presidente Juan Domingo Perón con la Iglesia Católica, la llamada “Revolución Libertadora” que lo derrocó y la posterior lucha entre “Libres” y “Laicos”, que concluyó con la creación de las universidades privadas en nuestro país, sirvieron para despertarme la conciencia cívica y me permitieron participar de algunos actos políticos que me marcaron para toda la vida.
En las elecciones de constituyente para la reforma constitucional de 1957 participé como voluntario en la campaña electoral del Partido Demócrata Cristiano (PDC); de la mano de mi entrañable amigo, recientemente fallecido, Rafael “Nino” Allende; al que me afilié el año siguiente, y donde llegué, años después, a ser presidente de la Juventud, más tarde de la Junta Provincial, apoderado,  miembro de la Junta Nacional. Como integrante del PDC fui elegido por el pueblo de Córdoba, y luego me desempeñé, como constituyente provincial en las Convenciones de los años 1986/7 y la del 2001, fui, además, constituyente municipal en 1995 y diputado de la  Nación entre 1989 y1991. 
Mi actuación política me permitió hacer un curso en Colonia, Alemania Federal, organizado por la Fundación Konrad Adenauer en 1984. Estuve en Santiago de Chile cuando ganó las elecciones presidenciales Patricio Aylwin, con lo que se terminaba la dictadura militar. Visité Sudáfrica con una comisión de diputados cuando se terminaba la política del apartheid. Fui observador de las elecciones presidenciales en El Salvador  y de las siete últimas elecciones presidenciales de EE.UU.  
En el año1961 hice el servicio militar en el Regimiento de Infantería en Córdoba, adonde obtuve el grado dragoneante, y egresé en diciembre de ese mismo año como subteniente de la reserva, con la mayor antigüedad en ese grado, y sin haber perdido el tercer año de abogacía que cursé, con mucho sacrificio, ese año. Con un grupo de soldados rezábamos en el cuartel el rosario de noche y cuando fuimos dados de baja hicimos una caminata a Alta Gracia para agradecerle a la Virgen de Lourdes. 
En 1962 ingresé como empleado en el Poder Judicial provincial, desempeñándome en un juzgado civil y comercial, en una asesoría letrada, en una cámara de trabajo y, luego, en una fiscalía penal, todo lo cual me sirvió como experiencia para luego ejercer la profesión, y renuncié cuando recibí el título de abogado. Durante ese tiempo fui también dirigente de la Asociación Gremial de empleados del Poder Judicial de Córdoba.
Durante el colegio secundario soñé con ser ingeniero civil, seguramente porque seguí muy de cerca la actividad de mi abuelo Salvador, que habiendo inmigrado desde Nicosia, Sicilia, llegó a ser un reconocido constructor en Córdoba. Además pude observar como construyo, junto con mi tío Antonio, la primera casa propia que tuvieron mis padres, en calle Paraguay 86. Pero cuando se me despertó la conciencia cívica y al ser un activo militante en la lucha de “Libres”  contra “Laicos” cambié mi vocación y me inscribí en la recientemente creada Universidad Católica de Córdoba  para estudiar abogacía, a pesar que todavía no estaba habilitada por el Estado (1959), lo que ocurrió el año siguiente, y donde también también fui dirigente estudiantil.  Recuerdo haber tenido grandes profesores que me marcaron en toda mi vida como Alfredo Fragueiro,  Pedro Angel Spina, Agustín Díaz Bialet, Pedro José Frías, para citar solo algunos.
Me recibí de abogado en la primer camada de esa facultad, en el año 1963, aprobando, el año siguiente, el examen que entonces se exigía para el otorgamiento del título. 
Obtuve la matrícula de abogado el 1° de junio de 1964, fecha en el que inauguramos nuestro estudio jurídico en la primera cuadra de la calle Belgrano, junto a Enrique Saravia y Eduardo Cúneo. Al año siguiente nos mudamos con Enrique Saravia a una oficina del quinto piso del  edificio de calle Duarte Quirós 545, al frente del palacio de tribunales, a donde permanecimos hasta el año 1991, en que nos trasladamos a calle Caseros 628 donde permanecemos todavía, próximos a cumplir el Estudio Gentile Saravia los 56 años y con un plantel de 25 abogados y siete oficinas en distintas ciudades de la provincia de Córdoba, y con muchos juicios en la ciudad de Buenos Aires y en la Corte Suprema de Justicia de la Nación. También patrocinamos  reclamos ante la Comisión Interamericana de Derecho Humanos en Washington D.C.
En 1965 me casé con Estela María Gamond, con la que estuve de novio desde 1960 y que falleció hace tres años, y con  la que tuve tres hijos, José Gabriel (1968),  Patricia María (1970, fallecida al día siguiente de nacer) y María Victoria (1972), y un matrimonio y una familia que me hizo muy feliz. Ello nos permitió pasar hermosos y, también, difíciles momentos que supimos superar con amor y fortaleza.
Vivíamos cuando nos casamos en Barrio Rosedal, donde fui secretario del centro vecinal, luego compramos una casa en barrio Urca, para luego trasladarnos a otra más grande en ese mismo barrio. Más tarde, cuando los hijos se hicieron más grandes, nos mudarnos a un departamento en Boulevard Chacabuco 1290 donde Estela pasó sus últimos años y donde vivo ahora.
Mi hijo José Gabriel se recibió como músico en la Universidad de Berklee en Boston, y actualmente trabaja como productor en su Estudio Arcadia en Córdoba. María Victoria obtuvo su título de Licenciada en comunicación institucional en la Universidad Blas Pascal en Córdoba y vive en Buenos Aires siendo actualmente titular de una consultora. José Gabriel tuvo dos hijas Agustina Abril, que estudia actualmente dos carreras Lengua y Negociación en Adelphi University, en Garden City, Nuevo York; y Giuliana Paula, que estudia cine en la Universidad Berkeley en California.
Los años más difíciles los pasamos durante la década del setenta por los conflictos y la represión  política nos afectó mucho y a la que no nos pudimos sustraer.
La tarea docente la inicie en 1964 en el Instituto Juan Zorrilla de San Martín, donde fui durante diez años profesor de Historia y Educación Cívica, a donde me sucedió mi esposa Estela que era Profesora de Historia, recibida en la UCC. En 1967 entré como docente en la cátedra de Derecho Constitucional de la UCC de la que era titular el profesor  Carlos Checchi y a quién sucedí en ese cargo años después cuando falleció. Más tarde  fui designado como Profesor Catedrático y actualmente soy Profesor Emérito de esa Facultad de Derecho de dicha Universidad. 
En 1972 ingrese a la carrera docente en la cátedra de Derecho Constitucional del doctor Guillermo Becerra Ferrer de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Me doctoré en esa Alta Casa de Estudios en 1978 y llegue a ser titular de esa cátedra, luego de un disputado concurso en la que obtuve igual puntaje –empate,  algo inédito- con mi colega y amigo el doctor Antonio María Hernández, por lo que fuimos ambos designados para ser titulares de dos de las tres cátedras de Derecho Constitucional que hay en esa Facultad. En la actualidad soy Profesor Emérito. Fui el primer profesor titular responsable de la Cátedra de Derecho Parlamentario y de Derecho Constitucional Comparado en la misma Facultad de la UNC.
Fui uno de los fundadores, luego tesorero y más tarde secretario, de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional, actualmente soy uno de los fundadores (2018) y primer presidente de la Asociación Argentina de Derecho Parlamentario. 
Soy miembro correspondiente en Córdoba de la Academia Nacional de Ciencias Molares y Políticas y de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires. Miembro de número del Instituto Histórico Justo José de Urquiza, miembro mayor de la Federación Interamericana de Abogados, Director de la Sala de Derecho Constitucional del Colegio de Abogados de Córdoba. 
He sido conjuez de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba para los años 2010, 2011, 2012, 2013 y 2014. Soy, además, miembro fundador, ex vicepresidente y vocal del Consejo Argentino de Libertad Religiosa, con sede en Buenos Aires.
Hice cursos de Negociación en la Universidad de Harvard, en  Cambridge, Massachusetts; y de Mediación en la Escuela de Leyes de la Universidad de San Francisco California. He participado de cursos sobre las elecciones presidenciales en el Departamento de Gobierno de la Universidad de Georgetown en Washington D.C. Fui becado por el IFEDEC en el año 1972 a un curso de “Formación Política” en Caracas, República de Venezuela; y por la Fundación Konrad Adenauer a un curso de “Formación Política” en Santiago de Chile en el mes de septiembre de 1973 que terminó tres días antes del golpe de estado de Pinochet. También participé de otro curso de “Formación Política” en Perú, cerca del Cusco, organizado por Arístides Calvani, que llegó a ser canciller de Venezuela y donde participó quién luego sería presidente de El Salvador José Napoleón Duarte.
He visitado además ciudades, universidades e instituciones de Gran Bretaña, Francia, China, India, Rusia, Emirato Árabes Unidos, Italia, España, Bélgica, Israel, Grecia, Suiza, Egipto, Turquía, Malasia, México, Perú, Venezuela, Brasil, Colombia, Uruguay, Paraguay, Costa Rica, Cuba, Aruba, Curazao, República Dominicana y Puerto Rico. 
He publicado 11 libros y he escrito capítulos en 23 libros y he sido compilador y he escrito capítulos en otros 4 libros. He prologado 3 libros. Desde el año 1986 escribo artículos en el diario La Voz del Interior de la ciudad de Córdoba, y en muchos otros diarios y revistas de nuestro país, entre los cuales puedo mencionar Clarín, La Nación, El Derecho, La Ley, Criterio, para mencionar solo algunos.
Esta fiesta de cumpleaños, que se postergó por la Pandemia del Covid-iban a 19, fue una oportunidad para agradecer a Dios, a todos los  asistirían a este encuentro, por todo lo que contribuyeron en estas ocho décadas para que hoy esté presente con ustedes. Les deseo que cuando podamos concretar esta fiesta puedan pasar un momento de felicidad.