El Sí cordobés permitirá modificar la Constitución y hacer, por primera vez en el país, una profunda reforma política, para bajar el costo de la misma y para tener una mejor calidad en la representación. Estas razones así lo indican:

1. No se justifican dos cámaras en las Legislaturas provinciales ya que no hay diferencias sustanciales en la representación de cada una, como en los estados federales, donde una representa al pueblo y otra a las provincias. Los departamentos en Córdoba no son entidades como estas, son simples dibujos en el mapa dentro de los cuales se eligen los senadores, sin que haya equivalencias territoriales ni poblacionales. Basta con una cámara, donde parte de sus integrantes sean elegidos por departamentos o regiones y el resto en distrito único, por lista proporcional, pero en las que el elector pueda marcar su preferencia por algunos candidatos, para romper con la lista sábana.

2. La diferencia de edad mínima como requisito para ser diputado (21 años) o senador (30), no marca, por el promedio de edad ni por el temperamento, ni por el origen aristocrático (como en la de los Lores en Gran Bretaña) de sus integrantes, una diferencia entre una cámara "joven", impetuosa, y otra "alta", conservadora, que haga honor al nombre de Senado, que tiene la misma raíz etimológica que senil.

3. Tampoco justifica las dos cámaras el que para sancionar la ley deba pasar de una cámara a la otra, ya que ello no garantiza mayor debate ni reflexión en la gestación de la misma. Esto se obvia, en la única cámara, con el tratamiento en doble lectura, como sancionan los concejos deliberantes las ordenanzas municipales importantes. La aprobación de las leyes hasta 5 veces en las dos cámaras (la Nación lo redujo a 3 en la reforma de la Constitución de 1994) hace interminable el trámite. Con una cámara no hace falta los poco democráticos: trámite de urgencia; ni la aprobación ficta o tácita, sin discución ni votación; ni la derivación a comisión del tratamiento y votación de las leyes, ideados en la reforma provincial de 1987.

4. Córdoba será el 16º distrito (provincias y ciudad de Buenos Aires) argentino con una cámara, contra 9 provincias bicamerales. Todos los municipios del país son unicamerales. Las federaciones de Brasil, México, Canadá y Venezuela tienen una cámara en todos sus estados miembros, equivalentes a nuestras provincias. Estados Unidos sólo en el estado de Nebraska que tiene curiosamente sólo un Senado, los demás tienen dos. En Europa: Alemania Federal y la República Federal de Austria tienen en sus respectivos landers o dietas (equivalen a las provincias), una sola cámara.

5. Los 133 legisladores (67 senadores y 66 diputados) de la Provincia de Córdoba, no se compadecen con Santa Fe, que tiene 69 (50 diputados y 19 senadores) y la ciudad de Buenos Aires, que tiene una cámara de 60, con algo más de población. Tienen menos legisladores y más habitantes que Córdoba: Uruguay (129), Honduras (128), Paraguay (125), Guatemala (105), Nicaragua (90), El Salvador (84), Puerto Rico (78) y Costa Rica (57). No es lógico que el Senado sea mayor que la Cámara de Diputados en Córdoba, ni que tenga sólo 1 senador menos que el Nacional (68), ni que sea mayor al de Chile (47), Paraguay (45), Uruguay (30), Puerto Rico (27) y Bolivia (27).

6. Muchos estados nacionales tienen una cámara como Venezuela  -a pesar de ser federal-, Perú, Ecuador, Guatemala, Cuba, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Portugal, Finlandia, Israel, y los estados insulares del Caribe, entre otros.

7. Nuestra Legislatura tiene un presupuesto de 46,3 millones de pesos, lo que no es mucho, pero la reducción de legisladores debe ir acompañada con la de las secretarias, bloques, comisiones, personal (1400 empleados), computadoras y oficinas, lo que puede abaratar su costo en 20 millones. La gestión administrativa de la Legislatura del Estado de San Pablo, Brasil, de 94 diputados para 25 millones de habitantes, certifica su control de calidad con normas ISO 9002, Córdoba puede seguir su ejemplo.

8. La reforma política en la provincia pasa, entonces, por la reforma constitucional, que termine con la bicameralidad, la proporcionalidad petrificada, la lista sábana, la reelección indefinidas y los odiosos privilegios de los representantes, y revise el mapa departamental. 

Los gobiernos deben acertar en sus decisiones, pero también necesitan, cada tanto, corregir la Constitución, que para Juan Bautista Alberdi es la carta de navegación, que señala el rumbo. Frente a la grave crisis nacional el Sí de los cordobeses suena como el clarín que anuncia una revolución que intenta seriamente mejorar la calidad y el costo de la política. Esperamos que los constituyentes lo honren con sus decisiones.

Córdoba, julio de 2001.