En febrero de 2011, meses después del deceso de Néstor Kirchner, y ante la imposibilidad de continuar con la rotación matrimonial
en la presidencia, la diputada Diana
Conti declaró: "Deseamos una reforma constitucional
porque queremos una Cristina eterna", postulando así su reelección
indefinida, y posicionándose, en la interna del oficialismo, respecto de las futuras
elecciones. Este anticipo, nunca desmentido por la primera
mandataria, tuvo eco en la voz de su fiel vicepresidente, de su segundo
mandato, Amado Boudou, cuando la reemplazó en el primer mes de haber asumido,
en enero de 2012.
La eterización en el poder tiene
antecedentes históricos notables dignos de ser recordados como cuando:
·
Éramos
gobernados por la Corona española y ésta le correspondió a don Carlos de Austria o de Habsburgo, que
como rey de España llevó el nombre de Carlos I y
gobernó durante 42 años (1516[] -1556), y fue el primero
en unir las coronas de Castilla, Aragón y Navarra,
y fue el Emperador del Sacro
Imperio Romano Germánico con el nombre de Carlos V (1520-1558);
·
Su sucesor Felipe II de Austria o
Habsburgo, de España, Portugal, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Inglaterra e
Irlanda le tocó gobernar otros 42 años (1556- 1598).
·
En el período patrio, antes de la sanción
de la Constitución, Juan Manuel de Rosas
fue gobernador de Buenos Aires durante 20 años (1829-1832 y 1835-1852), y lo
hizo investido con las “facultades extraordinarias y la suma del poder público”
y estuvo a cargo de las relaciones exteriores del país por delegación que le
hicieron las provincias, hasta que fue derrotado en la batalla de Caseros el 3
de febrero de 1852.
·
En los regímenes autocráticos o
totalitarios, alguno de los cuales todavía existen en el mundo, como es el caso
del que gobierna Cuba, donde Fidel Alejandro
Castro Ruz presidió el gobierno durante 47 años, entre 1959 y 2006, siendo
además secretario del partido (único) comunista, y lo sucedió, hasta ahora, su
hermano Raúl Castro Ruz, habiendo
superado no solamente en años de permanencia en el poder, sino también en el
número de opositores fusilados, presos y exiliados, al dictador Fulgencio
Bastista (presidente entre 1940 a1944 y 1952 a 1959), a quién derrocó
encabezando la Revolución cubana, que se gestó mediante la guerrilla que se
desarrolló entre 1956 y1959, y que tuvo un importante apoyo de la opinión
publica internacional.
La propuesta de la
diputada Conti tuvo, poco después, el
aval de uno de los teóricos del “modelo”, Ernesto
Laclau, quien afirmó en un reportaje que “En primer
lugar hay que ver si Cristina no puede ser reelecta, si no se modifica la
Constitución. Sé que a ella no le gusta que se mencione el tema, pero me parece
que una democracia real en Latinoamérica se basa en la reelección indefinida.
Una vez que se construyó toda posibilidad de proceso de cambio en torno de
cierto nombre, si ese nombre desaparece, el sistema se vuelve vulnerable.” [1]
El juez de la Corte Suprema de Justicia más afín al gobierno, Eugenio Raúl Zaffaroni, propuso implantar
un sistema parlamentario, que reemplace al presidencialismo, donde el presidente
y el primer ministro puedan ser reelectos, y donde Cristina Fernández, además
de hacerse reelegir en forma infinita, podría alternarse, entre ambos cargos
como lo comenzó a hacer con su marido Néstor Kirchner y que frustró su fallecimiento.
Llama la atención que Zaffaroni no haya planteado este propuesta cuando fue
convencional constituyente en 1994.
Esto nos trae a la
memoria lo que viene sucediendo en Rusia con el presidente Vladimir Putín, que después de serlo en forma interina entre 1999 y
2000 fue elegido para ese cargo por el período 2000 y 2008, y al que sucedió,
elecciones mediante, el joven presidente del Consejo de ministros Dmitri Medvédev entre 2008 y 2012,
período en que Putin fue presidente de dicho Consejo de ministros. Ahora, y por
tercera vez, desde 2012 Putin fue elegido presidente y Medvédev pasó a ser
nuevamente presidente del Consejo de Ministros. Alternancia que se podría
suceder en forma indefinida en el tiempo.
En la
12ª Carta Abierta del grupo de intelectuales kirchneristas que dirige Ricardo
Forster del 25 de agosto pasado, se expiden a
favor de la reforma constitucional, sin aludir concretamente a la reelección
presidencial, expresando: “¿Cómo no
reconocer que Argentina necesita una nueva Constitución? El proceso de
transformación en curso que en nuestro país reconfigura la nación es parte del
fenómeno que recorre Suramérica. Y este fenómeno merece una altura
constitucional diferente. Esta es nuestra convicción y nuestro compromiso”.
Y propone como
temas de la reforma: “Un nuevo cuerpo
normativo, realizado y sostenido por un sujeto constituyente popular, debe
establecer una barrera antineoliberal, en el reconocimiento de la
multiculturalidad, la reconstrucción de la geometría del Estado, la inclusión
de nuevas formas de propiedad, el dominio nacional-estatal de los recursos
naturales, la protección del ambiente humano y natural, el reconocimiento de la
salud como derecho y la responsabilidad del Estado para ofrecer respuestas
integrales a la necesidad de salud de las poblaciones con eje en servicios
públicos, el respeto a la heterogeneidad lingüística del territorio nacional,
las relacionales colaborativas entre sociedad y Estado: en suma, el
reconocimiento de áreas que requieren un gran debate imprescindible.” Todas
materias que podrían legislarse sin necesidad de reformar la Ley Fundamental.
Cuando se discutía
el borrador de este documento María Pía
López, en un rapto de sinceridad, expresó: “Yo creo que la reforma es urgente fundamentalmente, hay que ser muy
explicito, porque está en juego la continuidad de este gobierno y porque el
kirchnerismo no tiene otro candidato que Cristina Fernández de Kirchner. Porque
este proyecto político no puede ser continuado por personas como Scioli y
porque hasta el momento no ha surgido un candidato alternativo. Podemos
discutir todo lo que queramos acerca de la necesidad de las reforma legales,
las transformaciones sociales, etc., pero creo que hay que ser muy explicitos
con las necesaria defensa de la cláusula reeleccionista.”[2]
Julio Pereyra, intendente de
Florencio Varela, ha llegado a afirmar recientemente que: “Cristina dejará de ser nuestra líder cuando el pueblo lo decida, y no
cuando la Constitución lo determine.” [3]
Historia a nivel nacional
La Constitución de 1853 estableció el período
de seis años para el presidente y vicepresidente de la Nación prohibiendo la
reelección en el siguiente período, y, recordando al extenso gobierno de Rosas,
en el artículo 29 tipificó un delito para quienes concedan o ejerzan las “facultades extraordinarias y la suma del poder público”, que el Código
Penal castiga con reclusión o prisión perpetua (Arts. 227 y 215).
Dos presidentes fueron elegidos por segunda
vez, pero no en forma continuada, ellos fueron: Julio Argentino Roca (1880 – 1886 y 1898 – 1904) e Hipólito Irigoyen, que no pudo terminar
su segundo mandato por el golpe de estado del 6 de septiembre de 1930 (1916 -
1922 y 1928 - 1930).
Sin embargo, el reeleccionismo se impuso en las reformas de la Constitución de 1949 y de 1994, que habilitaron a Juan Domingo Perón (1946 -1955) y a Carlos Saúl Menem (1989 -1999) para hacerse reelegir, en el primer caso en forma indefinida y, en el segundo, reduciendo a cuatro años el mandato con relección sólo para el siguiente. Ambos consiguieron ser elegidos en las urnas para un segundo mandato. Pero las segundas partes no fueron para nada mejores y Perón no pudo terminar su segundo período de 6 años -por el golpe de estado de 1955 mejor conocido como Revolución Libertadora-, y Menem, que terminó el suyo, intentó hacer reformar nuevamente la Carta Fundamental para su re-reelección en un tercer período, lo que no consiguió y su gobierno terminó muy desprestigiado. Raúl Ricardo Alfonsín también intentó sin éxito reformar la Constitución para hacerse reelegir para un segundo período, y no pudo concluir su primer mandato por la grave crisis económica que lo hizo renunciar en 1989.
La
Constitución reformada en 1994 dispone en su Artículo 90 que “El presidente y vicepresidente duran en sus
funciones el término de cuatro años y podrán ser reelegidos o sucederse
recíprocamente por un solo período consecutivo. Si han sido reelectos o se han
sucedido recíprocamente no pueden ser elegidos para ninguno de ambos cargos,
sino con el intervalo de un período”.” Y en el Artículo 91 que “El presidente de la Nación cesa en el poder
el mismo día en que expira su período de cuatro años; sin que evento alguno que
lo haya interrumpido, pueda ser motivo de que se le complete más tarde.” La disposición
transitoria Novena reza: “El mandato del Presidente en ejercicio al momento de sancionarse esta
reforma, deberá ser considerado como primer período (corresponde al Art. 90).” De esta manera se modificó el artículo
77, vigente desde 1853, que decía que. “El
presidente y vicepresidente durarán en sus empleos el término de seis años; y
no pueden ser reelegidos sino con intervalo de un período.”
En las provincias
En las provincias los gobernadores intentaron,
y en algunos casos consiguieron, hacerse reelegir para lo cual tuvieron que
hacer modificar las constituciones locales.
Eduardo
César Angeloz, gobernador de Córdoba entre 1983 y1995,
logró hacer reformar la Constitución en 1987 para ser relecto por un segundo
mandato, lo que consiguió, y una vez finalizado éste, consiguió un fallo del
Tribunal Superior, que él había designado, que con una forzada interpretación
constitucional le permitió, para su desgracia, hacerse reelegir por tercera
vez, mandato que consiguió en las urnas, pero por su mala gestión no pudo
terminar. Luego de renunciar afrontó una causa penal por corrupción en la que
fue absuelto por el beneficio de la duda.
En Formosa, Gildo Insfrán es gobernador desde 1995 hasta ahora, que ejerce su
quinto mandato, luego de haber sido vicegobernador entre 1987 hasta 1995.
En Santa Cruz Néstor Kirchner gobernó entre 1991 y 2003, para lo cual, como
ocurrió en los casos anterior, tuvo que hacer reformar la Constitución
provincial mediante una Convención Constituyente en 1994, que hizo posible su
segundo mandato, y en 1998, para su tercero. Pero como, en este caso, no tenía
los dos tercios de votos suficientes en la Legislatura para convocar a la
Convención, llamó a una consulta popular que mereció serías impugnaciones, y,
por una mayoría del 57%, logró que se convocara a la Convención que aprobó la
reelección indefinida luego de que se retirara la oposición.
Carlos
Menem, que fue el único presidente argentino que
gobernó durante dos mandatos seguidos (1987-1999), gobernó la provincia de La
Rioja entre 1973 a 1976, y, luego del gobierno militar, fue elegido y
reelegido, ejerciendo nuevamente la gobernación entre 1983 a 1989.
José Jorge Alperovich es el único gobernador de Tucumán
que fue elegido para un tercer mandato en esa provincia, y ejerce actualmente ese
cargo desde el año 2003.
Desde ese
mismo año San Juan es gobernada por José Luis Gioja pero para hacerse
reelegir por tercera vez en 2011 hizo hacer una consulta popular para modificar
la Constitución, que fue cuestionada hasta por su propio hermano, por no
ajustarse al procedimiento prescripto en la misma.
Monseñor Joaquín Piña, obispo emérito de
Iguazú, infringió una dura derrota en elecciones de constituyentes en 2006 por
un porcentaje de votos del 14 % al Gobernador Carlos Rovira de Misiones en su intento de reformar la Constitución
para hacerse reelegir como gobernador, con el apoyo del presidente Néstor
Kirchner.
Sólo tres provincias argentinas permiten
actualmente en sus constituciones la reelección indefinida: Formosa, Santa Cruz
y Catamarca.
Los gobiernos de
familia
Carlos Arturo Juárez fue gobernador de Santiago del Estero entre 1948 y 1952, volvió a serlo entre
1973 y 1976, y,
luego de la dictadura militar, lo fue por tercera vez, entre 1983 y 2001. En el
2002 lo reemplazó su
esposa, Mercedes Aragonés de Juárez, y él
pasó a ser su ministro, pero la provincia fue intervenida por el gobierno
federal en el año 2004, por un grave escándalo.
Felipe
Sapag fue gobernador de Neuquén durante diez y seis
años, aunque en períodos discontinuos, entre 1963 y 1966, 1970 y 1972 (de
facto), 1973 y 1976, 1983 a 1987 y 1995 a 1999. Su sobrino Jorge Augusto Sapag
es gobernador actual de esa provincia desde 2007, luego de haber sido
vicegobernador desde 1999.
En 1983, Ramón Saadi fue
electo como gobernador de Catamarca. En 1987, fue electo Senador. Sin
embargo, quien lo reemplazo como gobernador, su padre Vicente Leonidas Saadi –que ya lo había sido
durante algunos meses del año 1949- ,
murió en 1988 y
Ramón Saadi volvió a la gobernación en reemplazo de él. La familia Saadi dominó
la política catamarqueña hasta que en 1990, el asesinato de María Soledad Morales, resquebrajó su poder.
En San Luis los hermanos Adolfo y Alberto Rodríguez Saá gobernaron la provincia veintisiete
años, entre 1983 hasta 2010 -cinco mandatos el primero y dos el segundo-.
En Latinoamérica
Las reelecciones se han impuesto, también, en
algunos países vecinos donde existen, lo que Guillermo O´Donnell llama, las “democracias
delegativas”, o “populistas”, como las califica Ernesto Laclau; como es el caso
de la Venezuela de Hugo Chávez (desde
1999), el Ecuador de Rafael Correa (desde
2006), la Bolivia de Evo Morales (desde
2006)y la Nicaragua de Daniel Ortega (1985-1990
y desde 2007), para lo cual sus presidente han tenido que hacer reformas constitucionales,
mal interpretando las reglas que las autorizaban.
Al reeleccionismo hay que sumarle, en estos
países, que las instituciones están debilitadas; los parlamentos parecen
“escribanías” –auque ello incomode, con razón, a los notarios-; la justicia no
es independiente; los órganos de control parecería que no existieran; las
autonomías provinciales o municipales son más simbólicas que reales; las
sociedades intermedias (partidos políticos, ONGs, empresas, medios de
comunicación, etcétera) están debilitados; el “clientelismo” está a la orden
del día; las expropiaciones están al orden del día; y los ciudadanos participan
cada vez menos de las decisiones políticas y sus derechos han sido vulnerados
de distintas maneras
Perpetuar a nuestros gobernantes y delegarle más
poderes es olvidar el por qué bregamos por recuperar la democracia.
El problema de los dos tercios
Para que la reforma sea posible en nuestro país hay que cumplir con lo
que dispone la Constitución Nacional en su artículo 30 que dice: “La constitución puede reformarse en todo o
en cualquiera de sus partes. La necesidad de la reforma debe ser declarada
por el Congreso con el voto de dos
terceras partes, al menos, de sus miembros (...)", lo que se
interpreta de cuatro maneras distintas:
La interpretación correcta desde mi punto a
vista, aunque quizás no sea actualmente el de la mayoría de los autores, es la
de los dos tercios de los presentes por las siguientes razones:
Las elecciones y la convención constituyente
Pero para reformar la Constitución el gobierno
no dispone actualmente de los diputados y senadores que en el Congreso voten la
declaración de la necesidad de la reforma. Para cambiar de esta situación es
necesario conseguir un triunfo resonante en las elecciones de 2013, tanto en
las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (dispuestas por ley 26.571)
como las de renovación legislativa, y luego de conseguido la mayoría en el
Congreso y de aprobada la ley que declare la necesidad de la reforma deberán
obtener igual triunfo en las elecciones de Constituyentes, y en las primarias
abiertas, simultáneas y obligatorias, que las deberán preceder. Con estos
resultados deberá hacerse la Convención que podrá reformar de la Constitución,
y hecha la misma, y si consigue que ella la autorice a presentarse de nuevo a
elecciones, Cristina Fernández deberá ganar las elecciones primarias abiertas y
las de primera y, eventualmente, de segunda vuelta presidencial de 1915. Un
camino bastante difícil de transitar. Algunas encuestas que se han publicado
recientemente, como la de Poliarquía[4],
demuestran que la opinión pública no acompaña la idea de la re-reelección.
Por qué no a la re-reelección
Más allá del debate de la convención
constituyente de 1994 que redujo el mandato presidencial de seis a cuatro años y permitió una
reelección; los argumentos en que se fundamenta mi oposición a que se permita la
re-reelección mediante una nueva reforma constitucional para favorecer a la
actual presidente, o cualquier otro que lo intente en el futuro, son los
siguientes:
Córdoba, Septiembre de 2012.
[1] Página /12, del 2 de octubre de 2011 “La real
izquierda es el kirchnerismo”, reportaje de Ailín Bullentini.
[2] Beatriz Sarlo, “La trampa de la reelección eterna”, página 15, La
Nacion, 29 de agosto de 2012.
[3] Beatriz Sarlo, Artículo citado, página 15.
[4] Diario La Nacion del l2 de agosto de 2012, con título de tapa.