Con este lema los días 28 y 29 de abril próximo se realizará en la Universidad Católica Argentina, en Buenos Aires, el Congreso Internacional sobre Libertad Religiosa en el que disertarán calificados exponentes de distintos cultos.
Pero ¿qué es la libertad religiosa? y ¿cuál es su importancia?.
El hombre (varón o mujer), se distingue de los demás objetos o seres de la creación, por tratarse de un ser conciente y libre, atributos que le confieren la calidad de persona, con cuya naturaleza se encuentra indisolublemente unido lo espiritual y lo material. En su alma, espíritual, luce la libertad, que le permite a su voluntad decidir lo que le es bueno, en su cuerpo se da la vida, y en el desarrollo de su personalidad el trabajo.
La libertad, la vida y el trabajo son bienes fundamentales del hombre, que cuando interactúa con otras personas en la vida social, necesita defenderlos de los posibles ataques que injustamente lo avasallen o limiten, así es como nace el derecho a la libertad, el derecho a la vida y el derecho al trabajo.
Cuando la libertad es empleada por el hombre para decidir sobre su relacionamiento con Dios, tenemos lo que conocemos como la libertad religiosa, y cuando la misma debe ser defendida frente a los ataques que puede recibir de otras personas o de la autoridad social, surge el derecho a la libertad religiosa, que las reglas y normas morales y positivas deben reconocer y garantizar. En consecuencia, la libertad religiosa, por su proyección sobrenatural, es la primera de las libertades, el primer derecho; que debe ser respetado y protegido por las constituciones,los tratados internacionales y las leyes frente a los embates que otras personas o la autoridad social le puedan inferir.
Desde la profundidad de la conciencia de las personas opera la libertad, que es un medio para decidir sobre un fin, y se proyecta a la vida social, siendo su ejercicio y desarrollo normado por reglas morales, mientras no se expresen en el interactuar de las personas; y en leyes naturales o positivas, cuando se dan en la vida social, para que las decisiones libres de unos no afecten ni avasallen las de otros, para que así se produzca el equilibrio social que exige la justicia –el dar a cada uno lo suyo-, que es la esencia del derecho.
El hombre ejerce su libertad en el plano de lo religioso cuando: decide si acepta a Dios, a su voluntad y mandatos; cuando decide rendirle culto, o reunirse con otras personas para hacerlo; cuando se dispone a incorporarse, cambiar o abandonar una creencia o confesión religiosa; cuando elige expresar sus creencias religiosas o a transmitir o recibir información religiosa; cuando presta juramento o hace promesas en base de sus creencias religiosas; cuando, estando internado en un hospital, asilo o cárcel o cuando está prestando servicios en una institución militar u organismo de seguridad, pide ser asistido por ministros de su confesión religiosa; cuando conmemora las festividades de su comunidad religiosa y pide se le respete los días y horarios en que su religión le dedica al culto; cuando se dispone a recibir o impartir educación religiosa para sí a para sus hijos o personas que de él dependan; cuando decide contraer matrimonio según los ritos de su religión; cuando por si o los integrantes de su culto disponen establecer templos o lugares destinados al culto; cementerios, instituciones educativas, editoriales o medios de comunicación.
El ejercicio de la libertad religiosa debe ser respaldado y defendido por el derecho subjetivo a la libertad religiosa y su correspondiente reconocimiento y garantía que del mismo deben hacer las constituciones, los tratados internacionales, la leyes y demás normas que se dicten.
Los fines que se propone el ejercicio de la libertad religiosa la pone en el tope de las decisiones que el hombre puede tomar, por eso es que se puede afirmar -como lo hace el Consejo Argentino para la Libertad Religiosa que organiza este Congreso- que es el origen todas las libertades.
Córdoba, abril de 2008.