Pasados cinco años de la última reforma constitucional, es dable observar que le faltaron sólo 46 vocablos a los constituyentes para que la Constitución revisada tenga 12.000, sin contar los nombres y números con que se denominan las partes, títulos, secciones, capítulos y artículos que la dividen en su sistematización.

Sus 11.954 palabras expresan lo que dice el preámbulo -que tiene exactamente 100-; los 129 artículos, que en realidad son 130 si le sumamos el 14 bis, que trata sobre los derechos sociales y fue incorporado en la reforma de 1957, -tiene 10.672- y las 17 disposiciones transitorias -otras 1.182 palabras-, algunas de las cuales (como las dos primeras) no son tales.

Desde 1853 los artículos se expresaban en números ordinales hasta que el texto ordenado de 1994 los cambió por cardinales, aunque para las partes, títulos, secciones, capítulos y disposiciones transitorias se siguieron usando los numerales.

Corto y largo

El artículo más breve es el 2 -que tiene sólo 9 expresiones- y trata sobre el sostenimiento del culto católico. Los dos más largos son el 75, que se refiere, en 32 incisos, a las atribuciones del Congreso en 1.762 palabras, y el artículo 99 que, con 867 vocablos, enumera las del presidente en 20 incisos.

La institución con mayor desarrollo en nuestra ley fundamental es el Poder Legislativo, que cuenta con una sección dividida en 7 capítulos y 43 artículos -que insume exactamente el 33% de los 129 que tiene todo el texto- y a la que le dedica 4.045 palabras.

Los 27 términos escritos en el segundo párrafo del artículo 77, que se refieren a las mayorías necesarias para modificar las leyes sobre régimen electoral y partidos políticos, si bien fueron aprobadas en la Convención Constituyente de Santa Fe-Paraná, se omitieron al votarse el texto ordenado, por lo que tuvieron que ser incorporadas a este artículo por una ley del Congreso.

No hemos contado las palabras que tienen los tratados y convenios internacionales sobre derechos humanos, que el inciso 22 del artículo 75 les reconoce jerarquía constitucional. Sí lo hemos hecho con las 56 palabras del tercer párrafo del inciso 4 del artículo 99, que establece un nuevo nombramiento para los ministros de la Corte Suprema que hayan cumplido 75 años, aunque recientemente este alto tribunal lo haya declarado inconstitucional, en el resonante caso «Fayt», ya que ello no implica su derogación.

Los estadounidenses dicen que su Constitución, la de 1787, es la más breve del mundo, con sólo 7 artículos y 4.440 palabras, aunque tenga hasta hoy 27 enmiendas. La nuestra tuvo 107 artículos cuando se sancionó en 1853 y pasó a tener 110 con la reforma de 1860, aunque en esta convención en la que se incorporó Buenos Aires se modificaron, suprimieron o agregaron 28 cláusulas (artículos o incisos). Después de la segunda gran reforma de 1994 (las otras tres de 1866, 1898 y 1957 sólo modificaron dos artículos cada una) tiene 43 artículos modificados e incorporó 17 disposiciones transitorias.

Sin conclusión

¿A dónde quiero llegar con todo esto? A ninguna parte. ¿A qué conclusión quiero arribar? A ninguna. Mi alumna Marta Romano Tovo me dijo que se divirtió mucho mientras me ayudaba a contar palabras, me parece que mi secretaria Beatriz Bruno no tanto. Espero que aunque esto no sirva para nada, como decían los filósofos cuando se les preguntaba acerca del valor de sus especulaciones, por lo menos a usted lector no lo haya aburrido demasiado.