Pude, por fin, visitar durante 20 días la India, con más suerte que Cristóbal Colón –que también se lo propuso pero sólo llegó a América (1492) -. En ese país viven más de 1.339 millones de habitantes – 48 Millones de varones más que mujeres, por el aborto selectivo-, pronto superarán a China (1395 millones), que hablan 22 idiomas oficiales y 2000 dialectos; en una superficie de 3.287.263 km², por ser el séptimo país más extensos del planeta –Argentina es el octavo-. Es, también, el cuarto país en llegar a la luna (2019).
India o Bharat (su nombre oficial) es una República Federal, con 29 estados y 6 territorios, que fue colonia del Reino Unido desde el siglo XIX, y que se independizó en 1947, tras una lucha no violenta, liderada por Mahatma Gandhi. Su Constitución de 1950, es la más extensa del mundo (448 artículos). El presidente indio es el jefe de Estado y es elegido indirectamente cada 5 años por un colegio electoral, integrado por miembros del Parlamento y de las asambleas legislativas de los Estados. Al vicepresidente lo eligen ambas Cámaras, y preside la Cámara alta. El primer ministro, nombrado por el presidente, es el jefe de gabinete. Cuenta con un parlamento bicameral, con una cámara alta (Rajya Sabha), de 245 miembros, con mandato por 6 años y elegidos por las legislaturas de los estados; más 12 designados por el presidente; y una cámara baja (Lok Sabha), donde 543 de sus 545 miembros son elegidos por voto popular cada 5 años, y 2 son nombrados por el presidente y representan a la comunidad anglo-india. En los comicios se usa el voto electrónico y están habilitados para votar 900 millones. Los dos principales partidos son el BPJ (Partido Popular Indio), del primer ministro Narendra Modi -que gobierna desde 2014-, y el antiguo Partido del Congreso. El poder judicial tiene una Suprema Corte con 25 miembros, 21 tribunales superiores, y muchos tribunales de primera instancia. Los abogados visten toga y en Bombay visitamos los tribunales un día sábado, ya que ese día se trabaja dos veces al mes.
Las religiones de sus habitantes son el hinduismo 79.8%, el Islam 14.2%, el cristianismo 2.3% (los católicos son el 1,8 %), el sijismo 1.7%, el budismo 0.7%, y el jainismo 0.4%.
Socialmente hay 4 castas la de los: religiosos o profesores (Brahmins), los guerreros o militares (Kshatriyas), los artesanos o mercaderes (Vaishyas) y los trabajadores o sirvientes (Shudras). Los demás son los “intocables” (Dalit).
Los hindúes tienen 4 madres sagradas: la propia, la vaca (que circulan por calles y rutas, y cuya carne no se come), el río Ganges y la tierra. Ahora se podría agregar la Madre Teresa de Calcuta.
Es por demás desordenada la circulación en calles, caminos y autopistas de la gran cantidad de personas, vacas, motos y bicicletas (casi siempre sin cascos), autos, ómnibus, Tuk Tuk (moto de alquiler con 3 ruedas y 3 asientos), triciclos-bicicletas (de alquiler) y carros, tirado por caballos o camellos. Las bocinas suenan constantemente y los semáforos e inspectores de tránsito brillan por su ausencia.
Visitamos en Bombay al jesuita John Rose, director del Instituto Xaveriano de Ingeniería; a dos sinagogas, una que sufrió un atentado en 2008 perpetuado por 10 terroristas paquistaníes que produjeron 270 muertes, y la Torre del. Silencio, que es un cementerio donde los difuntos no se entierran ni creman, sino que son devorados por buitres.
Estuvimos, en las ciudades de Jodhpur; de Jaisalmer, donde paseé montado en un dromedario; en Udaipur, en su Palacio Real y navegando en el lago Pichola; en Jaipur, visitamos con budistas de Bhutan el templo de Birla Mandir y la Fortaleza; en Agra, admiramos el Taj Mahal, una de las 7 Maravillas del mundo, y al Fuerte Rojo; en Khajuraho vimos 22 templos construidos hace mil años; y en Varanasi, a la orilla del rio Ganges, donde se bañan los fieles y se creman los cadáveres.
En la capital, Nueva Delhi, vimos un minarete de 72 metros y medio de altura, construido en 1.192; el templo de los Sikhs; y conversamos un miembro de la Cámara Alta del Parlamento.
Un viaje por demás agradable que nos mostró que la democracia no es imposible.
Córdoba, de diciembre de 2019.