Sumario: I.- Representantes y representados. II.- Los conocimientos básicos.
III.- Equipo. IV.- Las nuevas tecnologías. V.- Las comunicaciones.- VI.- Las
relaciones. VII .- Proyectos. VIII.- El liderazgo. IX.- Educación. X.- Recuerdo final.
I.
Representantes
y representados
Para conocer como los legisladores o
parlamentarios gestionan su cometido es necesario recurrir principalmente a la
experiencia de quienes hemos ejercido esa actividad.
Lo primero a tener en cuenta, es como
compatibilizar las actividades parlamentarias con la necesaria relación que
deberá tener el legislador con sus representados, y con otras actividades
familiares, profesionales o laborales que no puede dejar de tener, especialmente
cuando el órgano al que se incorpora esta físicamente lejos de las mismas.
En mi caso particular, cuando fui
diputado de la Nación, la Cámara donde me había incorporado estaba en Buenos
Aires, a más de setecientas kilómetros de la ciudad de Córdoba, donde vivía con
mi familia, y que era, además, la capital de la provincia que me había elegido
para ejercer ese cargo. Allí estaban mi partido político, muchos de los que
colaboraron conmigo para llegar a ese cargo, y que luego me ayudaron en mi gestión,
mi estudio jurídico donde trabajaba como abogado y las universidades en la que
ejercía la docencia en Derecho Constitucional y en las que tuve que pedir
licencia.
II.
Los
conocimientos básicos
Otra cuestión a tener en cuenta es que
al asumir el parlamentario debe conocer la Constitución Nacional – especialmente
desde los artículos 44 al 86 que se refieren al Poder Legislativo-, la provincial
o la carta orgánica o ley orgánica municipal de la ciudad donde vive, según sea
la cámara del Congreso, de las legislaturas o de los concejos deliberantes
donde deba actuar. Es imprescindible, también, conocer el reglamento de ese
cuerpo para saber cuáles son las atribuciones de las que dispone y el
procedimiento a que deberá atenerse durante su mandato.
Por otro lado, es necesario cerciorarse
que su condición física y psíquica está en condiciones de asumir esas
responsabilidades. A título de ejemplo puedo decirles que no estaría mal
consultar con un fonoaudiólogo, como hice antes de ser diputado, porque antes
de asumir había tenido algunas dificultades respiratorias al hablar especialmente
cuando fui convencional constituyente provincial en Córdoba en 1986/7, y que pude superar por consejos y ejercicios que
me indicó hacer ese profesional. Lo que solo no le acepté a este profesional
fue cuando me ofreció borrarme la tonada cordobesa.
También no estaría de más consultar con un
psicólogo si el ejercicio de la función legislativa que deberá emprender le trae
temores o ansiedades que le dificultarán su tarea. Un ex legislador me previno,
antes de asumir como diputado, que no me apresura en pedir la palabra para
hablar en el recinto, ya que en un cuerpo con tantos integrantes era posible
que alguno me “torpedeara” por mi
falta de experiencia. Ese consejo no lo pude seguir porque mi condición de
abogado me exigió exponer en temas jurídicos, porque mi compañero de mi pequeño
bloque no podía hacerlo por ser médico.
La primera ley, que tuve que debatir,
fue una muy extensa, de emergencia, que envió el presidente Carlos Menem al
asumir en 1989 – semejante a la ley Bases sancionada y promulgada ese año-, en
medio de una gran crisis –parecida a la que vivimos ahora desde el año pasado-,
que había obligado a renunciar al presidente Raúl Alfonsín. Por suerte, el “torpedo” no me llegó, y pude superar mis
temores. Seis meses después, me encontré con otro colega, legislador de otro
bloque, que me contó que le habían dado el mismo consejo, y lo había seguido al
pie de la letra, por eso no había hablado nunca, pero que cada día que pasaba
tenía más miedo de hacerlo.
III.
Equipo
La tarea legislativa exige también la
necesidad de tener colaboradores eficientes para la difícil tarea a emprender y
realizar, por lo que es indispensable tener un equipo de trabajo que cubra
todas las necesidades que la tarea exige, como tener una buena secretaria,
asesores temáticos y comunicacionales. El saber elegir las comisiones internas,
a las que tendrá que incorporarse, donde que estudiarán proyecto, resoluciones
y decretos de materias muy distintas, sobre las cuales tendrá que opinar y
votar. También es necesario tener una
buena relación y posición dentro del bloque de legisladores del partido o
alianza electoral por la que fue elegido, o que se formó dentro de la cámara.
IV.
Las
nuevas tecnologías
En este siglo es importante estar
compenetrado de las nuevas tecnologías que están, o que deben incorporarse al
funcionamiento de los órganos legislativos, porque son imprescindibles para el
accionar de los legisladores y de los parlamentos. Los procesadores de
información, los algoritmos, las big data,
el zoom, los power point, los celulares y la
inteligencia artificial son imprescindibles para poder cumplir eficientemente
con la gestión legislativa.
V.
La
comunicación
El manejo de las redes, y la prensa
oral, escrita, en radios y televisión es necesaria para hacer conocer su
actividad y transmitir una buena imagen de su persona, difundir adecuadamente
las tareas que realiza y tener una buena relación con sus representados. Las
periódicas rendiciones de cuentas del trabajo, proyectos y posiciones que
sostienen son indispensables para que la relación con sus representados sea
eficiente.
Cuando fui diputado nacional
semestralmente publicaba en un diario de Córdoba mi rendición de cuentas de la tarea realizada, y al culminar mi
mandato publique tres libros con los más de quinientos proyectos de ley, resoluciones
y decretos que presente durante mi gestión.
VI.
Las
relaciones
La gestión legislativa, como la que tuve
que realizar como diputado de la Nación, exige tener una buena relación con los
demás diputados, las autoridades de la Cámara, con quienes ejercen los poderes
ejecutivos y judiciales, los organismos más importantes del estado, los
partidos, las embajadas y organismo internacionales. La provincia de Córdoba,
además, tiene casi cuatro millones de habitantes que viven en 26 departamentos,
427 municipios, y un número importante de universidades nacionales y privadas –
donde encontré siempre quienes me asesoraran sobre las distintas cuestiones que
tuve que atender y para elaborar proyectos que presenté en la Cámara.
La nuevos medios de comunicación
permiten hoy hacer más fluidas la relaciones entre representante y representados, y especialmente con todos los
ciudadanos e instituciones que lo votaron. Es importante que los representados
puedan también saber la disponibilidad que tiene el legislador para atender
todos sus problemas personales o instituciones que le puedan hacer llegar. No
todos propondrán proyectos de leyes u
ordenanzas, pero las demás necesidades también deberán ser atendidas o
derivadas a quienes las puedan resolver. Esta disponibilidad debe romper con el gran divorcio, que hay en la
actualidad, entre representados y representantes del pueblo.
VII.
Los
proyectos
Los diputados nacionales pueden
presentar proyectos de ley, de resolución y de decretos, pedidos de informes al
Poder Ejecutivo, iniciar juicios políticos a los funcionarios que autoriza la
Constitución, o de interpelación de ministros del Poder Ejecutivo o preguntar al
jefe de gabinete de ministros, cuando hace el informe mensual alternativamente
en cada cámara, o plantearle la moción de censura si hubiera razón para ello,
algo que nunca ocurrió hasta ahora. También pueden plantear cuestiones de
privilegio, aunque ello se suele usar reiteradamente en algunas sesiones para
dilatar los debates y postergar las votaciones.
VIII.
Liderazgo
Los legisladores son, o deben ser,
líderes, no solamente cuando son elegidos en los comicios, sino también cuando
ejercen su mandato, por lo que es importante tener en cuenta que la
comunicación con sus representados, especialmente los que votaron cuando fue
electo, debe ser lo más servicial y fluida posible, algo que no siempre ocurre.
Además, recordar lo que decía Harry Truman que el liderazgo es “el arte de persuadir a la gente para que
haga lo que ya debería haber hecho.”
La virtud de la humildad, el tener una visión optimista y esperanzadora,
el reconocer sus debilidades, la adaptabilidad, el ejemplo de su vida diaria, el
tratar al prójimo con amor y con una actitud positiva, el proceder con buena
fe, el tener convicciones firmes, fortaleza, creatividad, flexibilidad, ingenio,
y empatía.
El ser consecuente con sus valores, el
estar bien informado, el tener aspiraciones de cambio y de transformación, en
un mundo que muta velozmente, aunque al plantearlo se corran riesgos. El tener
la valentía de reconocer errores y rectificarse, y el saber delegar trabajos a
sus subordinados, a quienes siempre hay que motivar, alentar y perdonarle sus
errores. El saber que todo proyecto o innovación lleva implícito la posibilidad
de un fracaso, total o parcial, lo que es importante para saber reconocerlo y
rectificarlo, si fuere necesario. El saber sobreponerse ante ello y no rendirse
jamás. El saber valorar el talento, la potencialidad, la dignidad de las demás
personas y el ser leal y fiel a sus
compromisos, y reconocer también el mutuo apoyo que vigoriza el trabajo con
otros. El operar con amor es
mejor que hacerlo por temor. El proponer metas grandes, poderosas y audaces, el
fijar prioridades, el saber motivar e inspirar en función de objetivos claros, el
despertar deseos, el saber desconectar diariamente las distracciones diarias a
fin de reflexionar, el adoptar un método para considerar las alternativas y
tomar decisiones, el reconocer que los que están en el terreno ven mejor lo que
se debe hacer, y, por fin, el tener presente siempre, que la política es ciencia,
arte y virtud del bien común; todo lo cual implica un modos de ser y de actuar
indispensable para liderar dentro del órgano legislativo en el que se actúa, y
con quienes son sus representados.
No basta – aunque ello también contribuya
a una buena gestión- con realizar un buen trabajo en el cuerpo que integra, ni
con presentar muchos proyectos o el exponer con claridad y solvencia sus
posturas, ni, tampoco, el tener una presencia frecuente en los medios de comunicación
o en las redes; si no se vive y se tiene presente lo antes señalado, que es lo
que más da sustento a la gestión, y lo que permite alcanzar un liderazgo sólido
y permanente.
IX.
Educación
Desde la creación de la cátedra de
Derecho Parlamentario en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de
Córdoba, se ha difundido en este siglo
el estudio de esta materia en distintas universidades del país, a los que hay
que agregar la creación de la Asociación Argentina de Derecho Parlamentario y
la publicación de distintos libros (1) y artículos sobre la materia, al igual
que la realización de muchos cursos, congresos, diplomaturas, talleres, tesis
doctorales y prácticas presenciales de debates con alumnos en recintos
legislativos de nuestro país. A esto hay que agregar los estudios, cátedras,
libros y artículos sobre liderazgo – que se dictan o se escriben en distintos
países del mundo y que ahora han comenzado a darse en nuestro país-, que no se
limitan al liderazgo político, sino también a otras formas de liderazgos que se
necesitan y ejercen en las familias, las sociedades intermedias hasta en las
sociedades políticas municipales, provinciales, nacionales e internacionales.
X.
Recuerdo
final
No podemos terminar sin dejar de
recordar, junto a Carlos María Bidegain, que cuando hablamos de nuestro Congreso
de la Nación, disuelto seis veces por los gobiernos militares durante 23 años,
2 meses y 18 días en el siglo pasado, y
que la institución más importante del país, “por
su calidad representativa utilizamos la trillada metáfora de “espejo de la
Nación”. Lo es, si no somos demasiado puntillosos en la comparación. El proceso
de sanción de las leyes, público y relativamente lento, permite a la opinión
púbica obtener adecuada información, evitando inconvenientes de los actos
secretos e inconsultos. Puede ser un censor temible de la conducta de los
magistrados, funcionarios y de los mismos legisladores. Ejerce el control
político de todo el gobierno y de cada una de sus partes. Es el foro apropiado para
la discusión de los grandes temas, unos
perennes, otros fugaces. Cumple una función docente, de educación pública sobre
las cuestiones que a todos debe interesar. Es la escuela superior en la que se
forman dirigentes políticos, proyectando a algunos hacia planos más elevados de
la conducción partidaria y del cursus honorum en los gobiernos nacional y
provinciales. En situaciones de graves crisis políticas e institucionales el
ámbito adecuado para la búsqueda de transacciones y compromisos. No son pocos
los servicios que un buen Congreso puede prestar al país.”(2)
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(1) Algunos
libros de mi autoría como:
“Derecho Parlamentario
Argentino – primera edición” publicado por Ciudad Argentina Editorial de
Ciencia y Cultura, Buenos Aires-Madrid, en el año 1997 “Derecho Parlamentario -
segunda edición actualizada” publicado por Ciudad Argentina Editorial de
Ciencia y Cultura, Buenos Aires-Madrid, en el año 2008; “Rendición
de cuentas como diputado de la Nación”, Imprenta del Congreso de la Nación, en
tres tomos publicados en 1989, 1990 y 1991.
(2) )
“Poder Legislativo”, publicado por la Asociación Argentina de Derecho Parlamentario
y la Fundación Konrad Adenauer en el año 2008, compilado por Jorge Horacio
Gentile, página 28.