Vivencias políticas y constitucionales.

FELIZ CUMPLEAÑOS CONSTITUCIÓN

En el cabildo de Santa Fé, el 1º de mayo de 1853, los constituyentes: Facundo Zubiria, Pedro Centeno, Pedro Ferré, Juan del Campillo, Santiago Derqui, Pedro Díaz Colodrero, Luciano Torrent, Juan María Gutierrez, José Quintana, Agustín Delgado, Manuel Padilla, Martín Zapata, Regis Martinez, Salvador María del Carril, Ruperto Godoy, Delfin Huergo, Juan Llerena, Juan Francisco Segui, Manuel Leiva, Benjamin Lavaysse, José Benjamin Gorostiaga, Fray José Manuel Perez y Salustiano Zavalía sancionaban, juraban y firmaban la Constitución Argentina.

   En sus 146 cumpleaños puede mostrar orgullosa el haber superado con éxito el último intento de desconocer su plena vigencia frente al próposito re-reeleccionista del Presidente, el mayor obstáculo, aunque no el único que tuvo que sortear desde El retorno de la democracia. Ejemplo de ello fueron las frustradas rebeliones militares; el alzamiento armado de "Todos por la patria"; el decreto de Raúl Alfonsin que declaró el estado de sitio; los incontables decretos de necesidad y urgencia y los vetos y promulgaciones parciales con que los presidentes, especialmente Carlos Menem, se arrogaron el rol de legislador; la aprobación irregular por el Senado de la ley 24.309 (declarativa de la necesidad de la reforma constitucional); la incorporación de senadores truchos a la Cámara alta y algunos escandalosos fallos  judiciales, como el de la Corte en el caso de Peralta, convalidando los decretos de necesidad y urgencia, y el de los aeropuertos. Antes de 1982 durante 23 años, 2 meses y 18 días de este siglo su vigencia fue desconocida por gobiernos de facto, que cerraron el Congreso, su institución más importante, a la que la Ley Fundamental le dedica la tercera parte de su articulado.

    Este año me tocó estar en México el 5 de febrero y en Estados Unidos el 4 de marzo, días del aniversario de sus respectivas constituciones, y observar que las mismas son objeto de una veneración que la nuestra desgraciadamente no tiene, a pesar de ser, después de la norteamericana de 1787, la noruega de 1814, la belga 1831 y la dinamarquesa de 1849, la más antigua del mundo, y de éstas la menos veces reformada. La sabiduría de sus cláusulas determina su antigüedad, lo que nos es vejez, especialmente si la comparamos con otras como la de Venezuela, que Hugo Chavez pretende cambiarla por otra que sería la 27º de su historia; o la de México de 1917 que fue reformada y adicionada 104 veces hasta 1993 o la norteamericana que tuvo 27 enmiendas.

    Su texto original, escrito a mano por el convencional cordobés Juan del Campillo, se encuentra guardado en la caja fuerte de la Secretaria Parlamentaria del Senado de la Nación, sin que nadie pueda verlo y sin las medidas de conservación y cuidado que el mismo merece, según lo pude comprobar cuando fui diputado y autor del proyecto, que aprobó sólo la Cámara baja, de construir un templete en el Salón Azul del Palacios del Congreso, como el que existe en el Capitolio de Washington. De esta idea surgió, seguramente, la de colocar en dicho Salón un precario y deslucido templete con un libro donde está escrito en letra cursiva el texto de la Constitución con las reformas, incluida la de 1994 (que se escribió en computadoras).

Santa Fé no conserva el edificio del cabildo donde sesionó la Convención Constituyente de 1853. El óleo pintado por Antonio Alice que recuerda a los constituyentes fue llevado del recinto de la Legislatura de esa provincia -que mantiene el muro desnudo donde se ubicaba el cuadro a la espera de su devolución- al Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación. No hay en Buenos Aires ni en Córdoba, las dos principales ciudades del país, museo, parque, plaza, avenida o calle importante que recuerde a los constituyentes ni a la Constitución. En los billetes de curso legal actual donde lucen las imágenes de algunos próceres, incluso la de Juan Manuel Rosa -que por muchos años resistió el dictado de la Constitución-, no se incluyó la de ningún constituyente, ni la de Juan Bautista Alberdi, que redactó en Chile -junto a la segunda edición de las Bases- el proyecto que sirvió de modelo a la obra de los Padres de  la  Constitución, y a pesar que luego escribiera el mejor tratado de finanzas del siglo pasado: "Sistema económico y rentistico de la Confederación Argentina".

DIEZ RAZONES

La Constitución merece ser recordada tanto o más que los mártires de Chicago y a los trabajadores, que motiva el feriado del 1º de mayo, ya que ella resume los principios esenciales de nuestra nacionalidad. Ella es:

l. Ley suprema: síntesis y justificación de todas las normas que regulan nuestro Estado de derecho.

2. La organizadora de nuestra sociedad política y estado: en todos sus niveles (federal, provincial y municipal) y los órganos del gobierno federal (poderes legislativos, ejecutivo y judicial, y el Ministerio Público).

3. Garantiza nuestra libertad: el asegurar el ejercicio  de nuestros derechos personales y sociales.

4. Limita y desconcentra el poder: para garantizar un amplio espacio de libertad.

5. Instituye las "reglas del juego": que regulan racional e incruentamente el conflicto político, que la democracia no suprimió, haciendolas mas civilizadas, e integrando en los órganos de gobierno a la oposición.

6. Un compromiso: que la generación de los constituyentes asumió para organizar la sociedad argentina y que las generaciones posteriores hemos ratificado, con mayor o menor fidelidad a sus sabias disposiciones, como nos muestra la historia de su aplicación.

7. La legitimidad de la Constitución reside en la mayor o menor creencia de la gente en la bondad de sus cláusulas y en la razón de ser de su vigencia. Mientras más creemos en sus principios y "reglas de juego" más legitimas son las conductas, los valores y las normas que contiene y signan la vida de esta sociedad.

8. La estable temporalidad: de su prolongada vigencia la constituyen en la mejor garantía de seguridad jurídica.

9. Futuridad: porque contiene los anhelos, aspiraciones, objetivos, ideales a los que nos hemos comprometidos alcanzar como sociedad política desde nuestra fundación y en la refundaciones que implican las reformas constitucionales.

10. Símbolo de la Democracia: Sus cláusulas reflejan nuestro estilo de vida republicano democrático que significa: un gobierno elegido  por el pueblo, Estado de derecho, limitación de poderes en resguardo de los derechos personales, libertad d expresión,  reconocimiento de la influencia de la opinión pública en las decisiones políticas, regulación de la contienda política, pluralidad de opiniones, partidos, grupos y organizaciones sociales.

    Un país joven, como el nuestro, que carece de un idioma, religión o etnia propia que nos diferencie de otras naciones, que no tiene una larga historia y su población se formó de múltiples corrientes inmigratorias, debe buscar su linaje en su cultura y tradiciones. La Constitución, las instituciones que ella crea y los avatares de su historia, son una fuente insondable en la búsqueda de nuestra identidad como Nación. Por eso, en este nuevo aniversario, los argentinos debemos disculparnos por tanta infidelidad, indiferencia y perjurios a nuestra Constitución, deseándole y deseándonos que conviva con nosotros un largo tiempo. 

Abril, de 1999.