Se
trata de la ciudad del país con el territorio más extenso, y segunda en
población, que en septiembre elegirá sus autoridades, y que su Carta Orgánica –o
sea su Constitución- cumplirá 20 años en noviembre.
Los
candidatos hacen algunas promesas, que poco sirvan para encausar su imparable crecimiento.
Su
Carta –que es imprescindible reformar- fracasó al establecer:
·
elecciones
internas abiertas, porque nunca se reglamentaron;
·
el voto voluntario de los adolescentes de 16 a 18 años, ya
que estos casi no lo utilizaron;
·
el voto de preferencia para los concejales, para que puedan
ascender en el orden de la lista que se postulan; porque una ordenanza lo
frustró al fijar un piso del 3% de votos para que ese ascenso sea posible, y
por exigir que la preferencia se indique de puño y letra en una boleta distinta;
·
el proscribir en el reparto proporcional a los candidatos de
las listas que no obtengan el 2% de los votos;
·
al aumentar innecesariamente de 3 a 5 el número de vocales
del Tribunal de cuentas;
·
el no haber puesto en funciones al Consejo Económico Social
y las Juntas de Participación Vecinal, que incluye a los centros vecinales.
Lo que está pendiente
Es
concretar la descentralización y la creación de comunas, con Juntas de vecinos
elegidos por elección popular, como tiene ahora la ciudad de Buenos Aires, y
con alcaldes electivos; como lo propusimos sin éxito cuando integré la Convención
constituyente de 1995 que dictó la Carta, y como tiene Santiago de Chile, Lima,
Bogotá, La Habana, Caracas y muchas ciudades de EEUU y Europa. En China, Beijing
y Shanghái tienen distritos dentro de sus municipios, que son los únicos donde
hay elección popular.
Adoptar
el voto electrónico y, como decía nuestro proyecto, crear la banca del vecino,
en el Concejo, y el Defensor del vecino. Fijar los límites del Municipio, y
gestionar convenios con los de la zona metropolitana. Prohibir que en el
presupuesto se deleguen facultades al Ejecutivo y hacer eficaz la aplicación
del Código de Ética.
Debería
convenirse con la Provincia:
·
incorporar a su
Poder Judicial los Tribunales de Faltas para que entiendan en contravenciones y
faltas municipales, y para que juzguen y medien en conflictos de vecinos, y así
eliminarlos del Municipio;
·
que la personería
jurídica de los centros vecinales la otorgue y controle la Municipalidad.
·
transferir al
municipio bomberos y parte de la policía, para reforzar la seguridad y el apoyo
a los inspectores, y terminar con la contratación de adicionales;
·
transferirle,
también, los centros de atención de los adictos; y
·
pasarle a la
provincia las escuelas.
La
elecciones son una oportunidad para pensar en el futuro de esta gran ciudad -
mal gobernada en las últimas dos décadas, cada vez más cara para los
contribuyentes y olvidada por el todo poderoso gobierno nacional, que sólo hace
obras monumentales en Buenos Aires y el Calafate- y debatir las grandes obras y
temas pendientes, como: el subterráneo, el metrobus, las villas de emergencia,
las cloacas, los desagües, la digitalización de la administración y qué hacer
con los “manteros” y la unificación de taxis y remises.
Cómo
terminar el edificio del Concejo Deliberante y la circunvalación, cómo habilitar
más dispensarios y el Teatro La Piojera, remodelar las plazas -como la de la Intendencia,
la de España y la de muchos barrios- y ampliar los espacios verdes. Invertir la
dirección del tránsito de la costanera. Mejorar el transporte, el tránsito, la recolección
de basura, el arbolado, el alumbrado, la semaforización, el estacionamiento, la
pavimentación, las veredas y rampas de una urbe que no para de crecer en
habitantes, vehículos y edificaciones.
Candidatos,
antes de votar, ¡el pueblo quiere saber de qué se trata!
Córdoba, agosto de 2015.