Una visita de 15 días a Xiam, Beijing y Shanghai, como la que acabamos de hacer con una delegación de la Fundación del Río de la Plata, nos permite trasmitir algunas impresiones de lo que ocurre en el país más poblado de la tierra (1300 millones de habitantes, con un 40,5 por ciento en zonas urbanas y sólo el 15 de tierras arables), heredero de una historia y cultura de más de 4 mil años, asentado en el territorio más extenso del planeta, después de Rusia y Canadá (9,6 millones de kilómetros cuadrados) y, organizado como República Popular China, un estado comunista, pero con una economía capitalista ( 3 millones de empresas privadas con 40 mil millones de capital registrado) que creció -abierta a la globalización- en la década del 90 a razón del 11 por ciento y actualmente a más de 9 por ciento de su PBI por año, con una renta per capita de mil dólares. Es la quinta economías más grandes del planeta con un PIB superior a 1,2 billón de dólares y es la cuarta potencia comercial.

El 10 por ciento de la población padece malnutrición pero en los últimos 20 años en las grandes ciudades, impactadas por la apertura económica, ha surgido una importante clase alta y media, que ha incrementado notablemente el consumo. China tiene 56 etnias, pero predomina la Han (91 por ciento). La expectativa de vida es de 71 años, pero desde 1978 los matrimonios sólo pueden tener un hijo, lo que producirá importantes cambios en una sociedad donde tradicionalmente los lazos familiares fueron muy fuertes y sobre los cuales pesa el sostenimiento de los ancianos, ya que no tienen organizado un buen sistema previsional. Los padres tratan de tener varones ya que las mujeres se irán luego a la familia de sus maridos. El aborto y severas penas hacen cumplir esta regla y estas preferencias. 

La tradición confuciana es muy fuerte y predominan en lo religioso el Budismo, el Taoísmo y el Islam, se calcula que los cristianos –católicos y protestantes- son un 3 por ciento de la población. El Estado no tiene relaciones con el Vaticano, algunos problemas históricos y el de Taiwan influyen en ello, como, también, la existencia de una Iglesia “patriótica” disidente, afín al régimen, la tolerancia religiosa no alcanza para que la Iglesia tenga colegios o medios de comunicación, aunque ello no me impidió asistir a misa en una muy concurrida catedral de Shanghai de estilo gótico, donde las lecturas, cánticos y homilía se reproducían en caracteres chinos en modernas pantallas colgadas en las columnas. No me extrañaría que los problemas con Taiwan y el Vaticano se superen, como en gran medida a ocurrido ya con la región del Tibet, que lideraba el Dalai Lama.

La República China nació en 1912, el partido Comunista se fundó en 1921, y la República Popular (comunista) en 1949, la misma esta formada por 23 provincias, una de las cuales es la rebelde Taiwan; 4 municipios que dependen del gobierno central y 5 regiones autónomas, además se han reincorporado recientemente Hong Kong y Macao, su Constitución fue dictada en 1982 y fue reformada en 1988, 1993, 1999 y 2004.

Desde 1954 funciona la Asamblea Popular Nacional, que se renueva cada 5 años, su parlamento integrado por 3 mil diputados -el más grande del mundo-, pero se reúne sólo una vez por año, durante 10 días, pero tiene un Comité Permanente de 134 miembros, donde funcionan 9 comisiones. Elige al presidente, que dura cinco años y que es reelegible sólo por un período. Desde 2003 es Hu Jintao, que a su vez es secretario general del Partido Comunista y preside la poderosa Comisión Militar Central. Hay un Consejo de Estado, integrado por un primer ministro, que desde 2003 es Wen Jiabao, los vice premieres, los ministros y consultores, designado a propuesta del presidente por la Asamblea Popular Nacional; un Tribunal Popular Supremo y la Fiscalía Popular Suprema, de los que dependen los tribunales y fiscalías populares. Existe, además, desde 1949 la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino que tiene más de 2.200 integrantes, y que es una especie de senado que se reúne también una vez al año por unos 10 días. El partido comunista ocupa un lugar central en la estructura de poder, que gobierna aliado a 8 partidos. Los elecciones directas se dan sólo para elegir a los delegados de los distritos, que componen las provincias y municipios, y estos a su vez eligen los componente de las asambleas municipales, provinciales y nacionales, siempre con el control del Partido Comunista. Pude comprobar al visitar el partido comunista que los dirigentes de la actual cúpula de gobierno son en su mayoría ingenieros, salvo alguna excepción no han realizado estudios fuera de China, la ausencia de abogados en este nivel es, para mi, notoria.

                  De los 450 mil millones de dólares de reserva tiene 220 mil invertidos en bonos del tesoro norteamericano, lo que me hace pensar que en el explosivo desarrollo económico de China, cuya “economía socialista de mercado” comenzó en 1978, tuvo mucho que ver los Estados Unidos, país con el que se restablecieron las relaciones diplomáticas hace 26 años. Nuestra estadía coincidió con la visita del ex presidente Bill Clinton y con el acuerdo celebrado con Corea del Norte por el problema nuclear, algo que interesa tanto de China como de los Estados Unidos. La gran cantidad de locales de Macdonald, Kentucky Fried Chicken, Pizza Hut, y de otras firmas americanas confirman este aserto. 

La seguridad por las transitadas calles de las ciudades visitadas es notable, seguramente por los graves castigos que se le aplican a los delincuentes y por el respeto a la autoridad policial. Nadie me pudo desmentir que el 80 por ciento de las ejecuciones por penas de muerte del mundo se dan en China, y que alcanzarían a 14 mil por año. El tránsito de autos, motos y bicicletas es por demás penoso y cuesta horrores trasladarse de un lugar a otro. El aire muy contaminado y en la gran cantidad de obras en construcción, se observa que los trabajadores no tienen cascos ni otros medios que eviten los riesgos del trabajo. La desocupación es del 10 por ciento. El agua corriente no es potable y es muy costosa la embotellada. Shanghai (17 millones de habitantes), que tiene el tercer puerto más grande del mundo, después de Hong Kong y Singapur, y  4 mil edificios de más de 15 pisos, la pude disfrutar desde el piso 85 del Hotel Haytt. También viajé hacia su aeropuerto en el tren bala que en 7 minutos y 20 segundos, cubrió los 70 kilómetros.  

En Argentina hay 70 mil chinos, mientras que en Australia son el 5 por ciento de su población, 600 mil. Nuestro país exportó a China por 2.630 millones de dólares e importó 1400, en el año 2004, mientras que China, el año anterior, exportó al mundo 438 mil millones e importó 412 mil millones de dólares. La visita a nuestro país del presidente Hu Jimpiao el año pasado no sirvió para definir una política con aquel país, donde bien se recuerda la visita del presidente Fernando de la Rúa, que abrió una oficina comercial en el consulado de Shanghai, que desde hace 5 años pretende incentivar el intercambio entre ambos países. Nuestra embajada en Beijing tiene pocos funcionarios, que no hablan mandarín, y que nos atendieron deferentemente. Las visitas de argentinos son cada vez más frecuente, como la reciente de la Región Centro, y algunos compatriotas se han animado a radicarse, como a un joven abogado que conocí dedicado a inversiones extrajeras. Abrir un camino a tantas oportunidades es nuestro desafío, aunque hayamos llegado más tarde que otros países como Chile, que ya tienen un importante intercambio. A China le interesa  América Latina por sus recursos naturales, por su mercado y por lo poco poblado de su territorio.

La universidades son aranceladas y al visitar dos de ellas comprobé el interés de sus alumnos por aprender el español, lo que me hace pensar que Argentina podría venderle servicios educativos, como traer estudiantes para que en nuestra universidades se les enseñe castellano. China dispone de 743 mil investigadores, siendo el segundo país del mundo en esta materia.

La reciente condena a diez años de cárcel al periodista Shi Tao por haber enviado un mail fuera del país referido al 15 aniversario de la masacre de Tiananmen, delatado por la firma Yahoo, pone en evidencia la conjunción de intereses entre los comunistas y capitalistas y la falta de  libertad de expresión. A esto se suman nuevas restricciones impuestas al uso que hacen 100 chinos a la red.

El gran interrogante es que pasará en el futuro, con esta sociedad de cultura milenaria,  donde el protagonismos de los caprichosos hijos únicos, que cada vez adoptan hábitos más consumistas, será decisivo para sostener a padres y abuelos que ahora los miman, con un estado que padece todos los defectos y excesos de las occidentales ideologías comunista y capitalista. ¿Se convertirá en la otra gran potencia que equilibre el poder de los Estados Unidos?, ¿evolucionará hacia la democracia y el respeto de los derechos humanos?, ¿se estancará como Japón? o ¿explotará? A estas preguntas sólo el tiempo las responderá.

                                                      Córdoba, setiembre de 2005.