La mayoría de los “expertos” que
escuchamos antes de los comicios de EEUU los que fuimos como observadores a
Washington D.C. –en mi caso por séptima vez y con los gastos a cargo mío- nos aseguraban que ganaba Hillary.
Sin embargo, luego de conocido el
triunfo de Donald Trump descubrimos que había sobradas razones que pueden
explicarlo, en una elección donde muchos votaron por el mal menor, y donde el ganador
era un outsider de la política, que
cuestionaba duramente al establishment,
muy bien representado por la esposa de Bill Clinton. Este reproche abrió una
grieta que fracciona a la mitad a la sociedad norteamericana, ya que su
resultado fue casi un empate: con mayor número de estados y electores para la
fórmula Trump - Pence, pero con algunos pocos votos más para Hillary- Kaine.
Las tensiones generada durante la
campaña, las protestas de los que no aceptan al nuevo presidente, la
incertidumbre de varios millones de indocumentados que pueden ser expatriados,
y la construcción del muro, plantean interrogantes que exceden las fronteras
del país del norte.
Los que bregamos a favor de sectores
postergados para que sean igualados, no debemos olvidar que a los que hay que
igualar, o los que desde no hace mucho fueron igualados, también tienen
intereses que defender y derechos que reclamar. Allí encontró este millonario inmobiliario la tecla que hizo sonar
cuando cuestionó y se propuso atender:
·
el problema del
desempleo, que padece la clase media, por los cambio que en la forma de
trabajar imponen las nuevas tecnologías; por la competencia con los
inmigrantes; porque muchas empresas se mudaron a otros países donde la mano de
obra es más barata (caso México y China); y el probable cierre de muchas otras
que producen energía a partir del carbón y que contaminan el ambiente, después
de la firma por parte de Obama del Acuerdo de París por el cambio climático.
·
Por la disminución de
los salarios; los altos costos del seguro de salud, el Obamacare,
al que Obama -con buen criterio- extendió
a varios millones de personas; las dificultad que muchas familias tienen, para
afrontar los costos de la educación universitaria de sus hijos; y por la
pérdida de viviendas ocurridas por estos cambios y por la crisis hipotecaria del
año 2008.
·
Al estar en juego la
designación de jueces a la Suprema Corte Trump, a diferencia de Hillary, propuso
designar magistrados que cambien los criterios abortistas de este tribunal.
·
La idea de reflotar el “sueño
americano” y de recuperar el liderazgo mundial que parece haber perdido Obama ante
otros referentes. como el Papa Francisco.
Lo que pasó en EEUU, además, no es muy
diferente con lo que ocurrió en política en otras partes del mundo. Ejemplo de
ello la aparición de Alexis Tsipras en Grecia, de Pablo Iglesias con “Podemos”
en España, del cómico Beppe Grillo con “Cinco estrellas” en Italia, y con el Brexit en Gran
Bretaña. O más cerca nuestro, en Colombia -con el referéndum que rechazó el Acuerdo
con la FARC-; o en Brasil con la
destitución por juicio político de Dilma Rousseff.
El pueblo tiene intereses y razones que
no siempre los políticos percibimos, por eso es que aparecen estos descolgados,
algunas veces denominados outsider, que con mayor sensibilidad y energía son capaces de
derrocar a los que se duermen en los laureles, aunque después no sepan qué, ni
cómo hacer lo que prometieron.
Córdoba, de noviembre de
2016.